Los avances científico-técnicos en el campo de la Anestesiología han sido fundamentales para mejorar la seguridad, eficacia y comodidad de los procedimientos anestésicos. Estos incluyen mejoras en la monitorización de signos vitales, el desarrollo de fármacos anestésicos más seguros y específicos, la introducción de técnicas avanzadas como la anestesia locorregional, y la utilización de simuladores y realidad virtual para la formación de anestesiólogos.
Estos avances han transformado el campo de la especialidad, proporcionando a los profesionales herramientas eficaces para la administración de la anestesia y el cuidado de los pacientes durante el periodo perioperatorio. Su importancia radica en mejorar la calidad de la atención médica, reducir los riesgos asociados con la anestesia y garantizar la mejor experiencia posible para los pacientes sometidos a procedimientos quirúrgicos y médicos.
Dentro del perioperatorio, la monitorización cuidadosa del nivel de conciencia y profundidad anestésica son vitales para evitar la ocurrencia de complicaciones y tener un acto quirúrgico exitoso Además, la evaluación continua nos proporciona información vital sobre la respuesta del paciente. Al mantener un nivel de inconsciencia adecuado y controlado, se logra minimizar los efectos adversos de la anestesia, como la depresión respiratoria o la hipotensión, y asegurar una recuperación postoperatoria más rápida y sin complicaciones.
Para lograr este objetivo, uno de los avances más utilizados es el Índice Bispectral (IBS). Este es un parámetro utilizado en anestesiología para monitorizar la profundidad de la anestesia y el nivel de conciencia de un paciente durante un procedimiento quirúrgico. Este índice se basa en el análisis de la actividad eléctrica del cerebro mediante un electroencefalograma (EEG) y proporciona una medida numérica que refleja el estado de conciencia del paciente.Consta de 4 electrodos que se adhieren a la región frontotemporal del paciente.
Se calcula utilizando algoritmos matemáticos que analizan la complejidad de las señales eléctricas cerebrales registradas en el EEG. Se utiliza un índice sobre una escala lineal de 0 (EEG isoleléctrico) a 100 (ausencia de efecto hipnótico). Este análisis permite determinar el nivel de actividad cerebral y la respuesta del sistema nervioso central a la anestesia. Un valor de BIS más bajo indica una mayor supresión de la actividad cerebral, lo que se asocia con una mayor profundidad de la anestesia y una disminución de la conciencia del paciente. Por otro lado, un valor de BIS más alto sugiere un estado de mayor actividad cerebral y una menor profundidad anestésica.
Se han realizado disímiles estudios sobre los beneficios del BIS ya que ofrece ventajas significativas en la monitorización de la profundidad anestésica y la conciencia del paciente. Al proporcionar una medida objetiva y en tiempo real, el BIS permite a los anestesiólogos evaluar y ajustar la dosis de anestésicos de manera personalizada, adaptándose a las necesidades individuales de cada paciente. Esta individualización de la anestesia basada en la monitorización contribuye a una práctica más segura y efectiva al prevenir tanto la sub-sedación como la sobre-sedación, optimizando así la calidad del cuidado anestésico y mejorando los resultados perioperatorios.
No solo ofrece una monitorización precisa y objetiva de la anestesia, sino que también ayuda a reducir el uso excesivo de anestésicos y minimiza el riesgo de despertares intraoperatorios no deseados. Al mantener a los pacientes en un estado adecuado de inconsciencia, el BIS contribuye a una experiencia quirúrgica más cómoda y segura para los pacientes, mejorando la calidad de la atención médica en entornos perioperatorios. Gracias a sus ventajas en la individualización del manejo anestésico y la prevención de complicaciones asociadas con la anestesia, se ha convertido en una herramienta indispensable para los profesionales de la anestesiología en la optimización de la atención durante procedimientos quirúrgicos.
A pesar de sus beneficios, esta tecnología cuenta con ciertas desventajas que tienen impacto en su uso clínico. El costo de los equipos es elevado, igual que su mantenimiento a tiempo completo, lo que puede dificultar el acceso al mismo. Su interpretación es compleja y necesita una capacitación extensiva y adecuada a los profesionales que lo utilizan, con la posibilidad de errores si no se tienen en cuenta aspectos clínicos y una consideración cuidadosa de este proceso. Además, existen situaciones clínicas específicas y condiciones neurológicas particulares donde existe compromiso de la fiabilidad de este índice, pudiendo dar valores anormales cuando el paciente se encuentre con una profundidad anestésica adecuada.
El BIS se posiciona como una herramienta invaluable en Anestesiología, proporcionando beneficios signifcativos siempre y cuando se utilice de manera adecuada en el contexto de cada paciente, complementario a una evaluación clínica holística y consciente. Se debe seguir investigando al respecto para así lograr extender el entendimiento de esta tecnología y su aplicación adecuada.